Enfermedad y crisis: Coronavirus
Quien tenga arriba
de cuarenta años sabe que las crisis económicas siempre tenían un nombre y que
ese nombre revelaba el lugar en donde aconteció un mal manejo de la economía.
Sin embargo, desde el 2009, las
enfermedades virales han provocado una serie de pérdidas en recursos económicos
y humanos en las naciones afectadas, que bien podríamos pensar que el actual
coronavirus es la expresión de una crisis económica y social en progreso.
Se
dice que los mexicanos nacidos en la década de los setenta en adelante son los hijos
de la crisis. Hay razones de peso al respecto. Hagamos un breve repaso. Al
salir cada presidente de la república acontecía una devaluación económica,
porque el peso –nuestra moneda nacional– no podía sostenerse frente al dólar
(el milagro petrolero en el sexenio de Echeverría no dio resultados, tampoco la
fiereza de López Portillo, quién dijo que iba a defender el peso como un perro;
peor aún ni siquiera Miguel de la Madrid pudo hacer algo con el peso tras el
terremoto del 85). Dicho fenómeno provocó que muchos mexicanos migraran hacia
el interior del país como también hacia el vecino del norte. Mucha gente
aprendió a echarle la culpa de estas desgracias al PRI, por la sencilla razón
que los presidentes habían salido de aquel partido político. El caso más
notorio fue con Carlos Salinas de Gortari, quien no quiso ajustar el tipo de
cambio del peso frente al dólar en el último año de su gobierno porque deseaba
ser recordado como un gran impulsor de cambios, así pues, cuando entra al
relevo Ernesto Zedillo, sucede la peor crisis económica en nuestro país al
grado que los analistas, los periodistas y gente embebida en cuestiones
económico-financieras-empresariales, denominaron al efecto que provocó la caída
de la Bolsa Mexicana de Valores como Efecto
Tequila.
Por
supuesto, en medio del declive mexicano apareció un desplome de las
exportaciones en los países asiáticos, el colapso de la rentabilidad empresarial
y el endeudamiento insostenible de empresas y gobierno. Para 1995 ya se hablaba
del Efecto Dragón. A partir de 1996
se comenzaron a ver las caídas en el crecimiento económico por parte de países
cómo: Japón, China, entre otros. Rusia sería la siguiente víctima, después un declive
profundo en el precio del petróleo. Sin embargo, la causa primordial de esta
crisis financiera no fue directamente la caída de los precios del petróleo,
sino la falta de pago de los impuestos por parte de las industrias energéticas
y manufactureras, ocasionando el famoso Efecto
Vodka. La crisis rusa llegó hasta Brasil, cuya economía se fue deteriorando
rápidamente en la medida en que la turbulencia financiera se intensificaba en
los mercados internacionales por los problemas en Rusia. En un intento por
contener una masiva fuga de capitales, las tasas de interés brasileñas subieron
más de 30% anual, con lo que la ya de por sí la elevada deuda interna del país
aumentó aún más. A este fenómeno se le conoció como Efecto Samba. Con la aprobación, por parte del Fondo Monetario Internacional
(FMI) y de otras instituciones financieras internacionales, se otorgó un
paquete de préstamos por 41,500 millones de dólares que sumado a la
implementación de una fuerte disciplina fiscal, logró detener “el efecto
samba”. Curiosamente, los atentados del
11-S hicieron caer las bolsas. El Nikkei de Tokio cayó más del 6% y las
bolsas europeas tuvieron fuertes descensos que llevaron a los inversores a
refugiarse en el oro y los bonos del Tesoro estadounidense. Por supuesto,
Argentina no pudo soportar estos desequilibrios en su propia economía. El gobierno
de Argentina carecía de fondos para mantener la paridad fija del peso con el
dólar e impuso restricciones a la retirada de depósitos bancarios (Efecto Corralito) para evitar la fuga
de capitales. En diciembre de 2001 suspendió el pago de la deuda, de casi
100.000 millones de dólares, lo que constituyó la mayor quiebra de la historia.
En enero de 2002 el presidente Eduardo Duhalde se vió obligado a terminar con
la paridad y convirtió en pesos argentinos los depósitos bancarios en dólares.
Pero
en el 2009 curiosamente sucede un empalme entre las crisis económicas y el
surgimiento de enfermedades virales que se vuelven pandemias. México se
convierte, de un día para otro, en la zona cero de la epidemia del AH1N1 o influenza porcina en el 2009. A pesar de
que aquel virus era mucho más agresivo que el Covid-19 o coronavirus, aquello fue
bastante ordenado y pacífico. No hubo toques de queda, tampoco cierre de
fronteras, y ningún líder llamó a la unidad en torno a su liderazgo, ni aquello
derivó en un apocalipsis zombie. La situación de emergencia apenas duró un par
de semanas en cada país. Cabe resaltar que Felipe Calderón (presidente de
México en esos momentos) solicitó un préstamo al Banco Mundial por 4mil 312
millones y en diciembre de 2010, pidió ampliar la línea de crédito al FMI a 73
mil millones de dólares, bajo el pretexto de combatir la influenza y blindar la
economía, cuando eran innecesarios. En realidad, se endeudó a México como si
padeciera una crisis económica, cuando el único país que sí tenía un negro
panorama era Grecia, el cual se declaró en quiebra debido a su desorden fiscal
(pues quiso estar a la par de las grandes economías europeas cuando ingresó a
la zona euro, cuando en realidad solo inventó una fachada con cuentas falsas,
déficits ocultos), lo que provocó que países como Portugal, Islandia, España e
Italia se declararán en estado de emergencia, dicha crisis se le conoció como
la de la zona euro.
Si bien por agosto del 2010 pierde
protagonismo el H1N1 porque su saldo de muertos fue de 12, 500 aproximadamente
en todo el mundo, se comienza a gestar una Guerra
de divisas y desequilibrios mundiales, que no es otra sino la lucha entre
países por devaluar su moneda respecto a la de los demás. A través de dicha
devaluación se produce una caída en los precios relativos, lo que encarece las
importaciones y abarata las exportaciones del país que devalúa, haciendo
aumentar su competitividad, provocando un superávit comercial y fomentando el
crecimiento económico y el empleo en el país, a costa de sus competidores y
socios comerciales. El problema que plantea radica en la posibilidad de
represalias: las economías más afectadas pueden responder con las mismas
políticas para compensar las pérdidas, entrando en un círculo vicioso en el que
las continuas devaluaciones y medidas proteccionistas contra el comercio
exterior no tienen otro efecto que el colapso del comercio mundial y el
empobrecimiento generalizado. Son las conocidas como “políticas de
empobrecimiento del vecino”. Dicho de otra manera, el rico se hace más rico y
el pobre, un vil muerto de hambre (basta mencionar que el ébola, y los brotes
recientes de poliomelitis, el Sars, el Zika, se han dado en países que, además
de pobres, viven tremendos conflictos internos como Afganistán, Pakistán,
Nigeria, Tanzania, Congo, etc.). Esta guerra comercial ha provocado, según
palabras de Chomsky que,
- Estados Unidos armara a finales del 2019 una estrategia para detener y retrasar la locomotora china, para no perder su supremacía mundial económica y su papel de gendarme planetario;
- para ello hace estallar una guerra bacteriológica de baja intensidad, propagando en territorio chino, un virus de laboratorio, el COVID19 o coronavirus;
- es una guerra de baja intensidad porque el virus no afecta a los niños y jóvenes (mano de obra futura) y en cambio acaba con las personas mayores (mano de obra inactiva); la estrategia USA pasa por propagar el virus en la ciudad donde el gobierno chino tiene un laboratorio de investigación bacteriológica del coronavirus, sars, mers y ébola, la provincia de Wuhan. Así tiene la coartada perfecta para echar la culpa al gobierno chino sobre la hipótesis de un escape o accidente fortuito;
- el siguiente enemigo afectado de importancia es el continente europeo, siempre tan hostil a Trump y a sus recetas económicas proteccionistas. Italia es escogida como país receptor del virus, por entablar excelentes relaciones comerciales con China en una Nueva Ruta de la Seda; por supuesto la inteligencia americana sabe que después de Italia, la Unión Europea sufrirá un colapso económico global al verse paralizadas sus economías nacionales en su lucha contra el virus;
- una vez consumida la Pandemia paralizadora del planeta, llegará la segunda fase, que será el control total de la guerra bacteriológica al poseer desde el primer momento la VACUNA GLOBAL del Covid19 desde su producción en laboratorios americanos, poniendo en jaque a los rusos.
Mientras
todo esto pasa con el desarrollo y fin del coronavirus, los medios informativos
tradicionales y las redes sociales, dicho por Chomsky, crean de forma
deliberada reacciones en el público. Por ejemplo, en México los seguidores de
Felipe Calderón (quién desea volver al poder a través de su esposa) han
difundido noticias en torno a contagiados y muertos, noticias que han sido
desmentidas a través de las redes sociales, pero estos rumores de alguna manera
quieren tambalear a la economía mexicana para provocar la salida de Andrés
Manuel López Obrador. Putín, el presidente ruso, por poner un ejemplo, ha dicho
que cualquiera que se atreva a difundir falsos rumores en su territorio tendrá
cinco años de cárcel. Lo cierto es que la sola mención de la enfermedad está
motivando al cierre de fronteras (como sucede en España, Estados Unidos,
Italia), a la confrontación entre naciones por el traslado de ciudadanos, pero
también a que las economías débiles se refugien en las garras del FMI.
Ya
en 2015 Bill Gates diría: “Puede que exista un virus con el que las personas se
sientan lo suficientemente bien mientras están infectadas para subirse a un
avión o ir al supermercado”. Aunque tienen un toque profético estas palabras,
no cabe la menor duda que el coronavirus ha provocado en la gente los peores
sentimientos, sobre todo en la gente que tiene una buena estirpe o abolengo,
como también un sólido trabajo (son estas gentes las que han provocado el
desabasto de gel antibacterial y papel higiénico, además de productos
comestibles); pero hay otros que no pueden darse esos lujos propios de una
cuarentena (porque viven al día en trabajos informales o mal pagados); por si
fuera poco hay empresas que están enviado a sus trabajadores a casa sin goce de
sueldo, o de plano los están despidiendo. Chomsky
termina diciendo que tras el coronavirus llegará el orden capitalista
nuevamente, donde el valor al alza se llamará industria química estadounidense,
y que a su antojo venderá patentes a países amigos e impondrá un bloqueo farmacéutico
a países enemigos, debilitándolos a cambio de las vacunas salvadoras.
Que terrible panorama profesor. Un tema de.economia mundial, incluyendo Mexico y las estrategias politicas y economicas en pro de la hegemonia norteamericana. No se si continue vigente la frase "America para los americanos"
ResponderEliminarSolo que ya rebaso al continente, más bien, se ha explayado a todos los continentes. Esto me recuerda al imperio romano.