Tonantzin-Guadalupe: la diosa madre
Así como el frío nos indica la llegada del invierno, la presencia de los peregrinos en las avenidas principales y carreteras de cualquier ciudad de la república mexicana, nos señala la llegada del 12 de diciembre. Por supuesto, llegadas las ceros horas de ese día, no sólo en la Basílica se cantarán las mañanitas a la Virgen Guadalupe, sino también en todos esos rincones donde esté un nicho, una capilla, un templo habrá quema de cohetes y mucha algarabía.
Si bien es cierto que para algunos la manifestación visible de sus creencias forma parte de su identidad, para otros es una molestia, sobre todo para aquellos que deben hacer su vida normal. Estos días muchos trabajadores, ya sea oficinistas, burócratas, profesores, enfermeras, obreros, chalanes, llegan tarde a sus labores. No sólo porque se les atravesó una caravana en el camino, sino porque un automotor de cualquier tamaño pasó arrollando a los peregrinos; lo peor que puede pasar es que una de esas caravanas ocupara varios carriles de la carretera y la demora se hiciera larga y extenuante.
La palabra “Guadalupe” no es una palabra de origen español, tampoco náhuatl, sino árabe. Y evoca a esa frontera entre la España católica frente a la España musulmana. Dicha frontera era delimitada por un río al que le seguía un bosque habitado por lobos. Ese lugar fue llamado por los árabes, “gwada”, río y “al luben”, lobo. Sin embargo, por el lado católico se puso un templo a la virgen de Extremadura, un templo pequeñito que servía como contrafuerte para que los árabes no avanzaran hacia Europa, y era un símbolo de advertencia contra aquel español que de pronto se sentía atraído por la cultura árabe. Era el año 750 y a partir de ese año empezó una serie de luchas para sacar a los moros de España. A medida que la España católica fue ganando batalla tras batalla, la denominación a esa virgen cambió por Santa María de Guadalupe y se le comenzó a ver como una virgen guerrera. Ya durante el segundo viaje de descubrimiento, Cristóbal Colón encontraría una isla de bellas aguas por las Antillas y decidiría darle el nombre de Guadalupe. Era el año 1493.