Atlas: un histórico sin tantos títulos

 

Hubo una época que me volví un fanático del fútbol. Me vislumbré comentarista deportivo de alguna estación de radio o programa de televisión. No sólo estaba pegado al televisor para ver el fútbol mexicano, también el español, el inglés, el de la champions y también el perteneciente a la Copa Libertadores; incluso me gustaban los programas de análisis como Los protagonistas, Deportv: el ancho mundo del deporte, Acción, La jugada. Me resultaba fascinante el manejo del balón, las gambetas, las volteretas, el contragolpe, etc. La verdad es que el fútbol se convirtió en una pasión desenfrenada que tenía como punto de comparación mi amor por la lectura. No sentía pena por perder el tiempo en visualizar partidos en donde había empates a cero, golizas, tiempos extras o goles por tiro penal, porque el fútbol me apasionaba en cada gol.

 

Considero que los primeros diez años de los torneos cortos del fútbol mexicano fueron los mejores y desde entonces ha venido a la baja cada torneo en cantidad de goles por jornada, por liguilla y hasta por obtención del campeonato, y eso incluye hasta el estilo de juego, pasando del espectacular hasta el ratonero. Si bien me fascinó que Cruz Azul se convirtiera en campeón un 7 de diciembre de 1997, el estilo de juego impuesto por Ricardo Lavolpe se empezó a notar en un equipo con una honda sequía por obtener un título de campeón. Ese equipo era el Atlas.

Era el verano de 1999. El Atlas había dejado de ser un equipo del montón, un equipo que le rezaba a la Virgen de Guadalupe para no descender a segunda división. Estaba vez tenía un juego armonioso, un buen toque del balón que dejaría a fueras a Monarcas Morelia, en semifinales sacaría al Cruz Azul, y se vería las caras ante el poderosísimo Toluca, dirigido por Enrique Meza y teniendo como máximo artillero a José Saturnino Cardozo. El equipo atlista estaba conformado, en su mayoría, por jóvenes menores a 21 años. Los comentaristas le pusieron el mote de Los niños héroes y es que había gente como Rafael Márquez, Daniel Osorno, Andrés Guardado, Erubiel Kabuto y Diego Cocca entre otros.  


El partido de ida, celebrado en el Estadio Jalisco y con un empate a tres goles, sería narrado por Javier Alarcón. El partido de vuelta, narrado por Enrique, el Perro, Bermúdez, quedaría en un empate a dos. En realidad, Televisa ganó la transmisión, porque ambos equipos le pagaban derechos. Si bien ambos cotejos tuvieron cargados de emociones, el último encuentro se podría resumir de la siguiente manera: estrategia y experiencia frente a la juventud y buenos pagos. Dicho de otra manera, terminó el tiempo reglamentario con un resultado nunca antes visto: empate a cinco. Y se fueron a tiempos extras. Ningún equipo pudo horadar la portería contraria. Entonces vino la última oportunidad: el ganador saldría por disparos de penalti. Aquella Final del Torneo Verano 1999 pudo significar simple y sencillamente un hecho inusual en el futbol mexicano: Atlas quitaría encima de su historia una loza de 48 años sin otro campeonato.

Para la mala fortuna le tocó a su futbolista Julio Estrada fallar el penal decisivo, Toluca se coronó y todo Atlas vio cómo su sueño se fue por la borda a pesar de no haber perdido un solo juego en la Liguilla. Esa final pondría a Enrique Meza en la vista de la Federación Mexicana de Fútbol para hacerse cargo de la Selección Mayor. Algunos jugadores juveniles del Atlas migrarían a Europa a probar fortuna. Por supuesto, los Zorros del Atlas volverían a zona de liguilla con ese futbol inolvidable caracterizado por la verticalidad, la velocidad y el juego ofensivo que les imprimió el estratega Ricardo La Volpe, pero la corona jamás llegó. Y eso se tomó como un malo resultado en el expediente del estratega argentino. Y sería despedido. Sin embargo, encontraría trabajo en el Toluca tras los malos resultados de los sustitutos de Enrique Meza, imponiendo su estilo de Juego, y llevándolos a zona de Liguilla. Y ahí fue donde La Volpe ya no pudo llegar a la final y por ende a su segundo campeonato (aunque años después el club Toluca le dio el reconocimiento como uno de sus entrenadores triunfadores), pues la Federación Mexicana lo llamó para tomar las riendas de la Selección. 


Después del 2001 y tras la salida de Ricardo Lavolpe, el Atlas se convirtió en un equipo más del montón. Los directivos desmantelaron a ese equipo de ensueño. No apostaron por directores al estilo del Loco Bielsa y La Volpe y la cantera dejó de producir promesas. Con el tiempo el equipo cayó en crisis, de no haber sido por Tv Azteca, habría desaparecido. Sin embargo, por inicios del 2020, el grupo Orlegí, invertiría en ellos y apostó por un técnico que no había tenido suerte en equipos mexicanos, pero sí en equipos argentinos con severas maldiciones. Ese técnico sería Diego Cocca.

El currículo del estratega argentino comienza con el equipo Defensa y Justicia, Cocca, un club que no había tenido la oportunidad de ascender a primera división. Cocca lo logró con cuatro fechas aún por disputarse y consiguió lo inimaginable llevar al equipo a primera división, tras un gran trabajo en equipo con los jugadores. Tras esa hazaña, el Racing de Avellaneda lo buscó, un equipo que perdió protagonismo en aquella temporada que fue para el olvido. Cocca reescribió el guion e hizo realidad lo que los fieles seguidores del club tanto soñaban, al terminar con 13 años de sequía, haciéndolo campeón en el torneo de Transición 2014. Si bien, al llegar a México no pudo ganar protagonismo con Xolos, llamó la atención del grupo Orlegí.

En el primer torneo quedaron en el lugar 16. En el segundo torneo llegaron a liguilla. Y ellos fueron el equipo que le dio la despedida al Tuca Ferreti, al derrotar a Tigres. En el tercer torneo, si bien empezaron con una mala racha, a partir de la jornada cinco empezaron su ritmo ascendente, incluso hasta le quitaron puntos al América, cuando en realidad este equipo había ganado el partido, pero por alineación indebida fueron sancionados. Llegaron a zona de liguilla, pero serían derrotados por el Puebla. Ahora bien, en el torneo clausura 2021 empezaron con el pie derecho. Se mantuvieron en los primeros lugares. A partir de la jornada diez, serían segundo general. Entonces, entraron a la liguilla. Derrotaron a Monterrey, aunque en el segundo partido hubo un penalti a favor suyo. Luego pasaron encima de los Pumas, aunque también por culpa de un penal no dado a Pumas. Fue así como llegaron a la final contra el León.

Por fortuna, la transmisión del partido final de la liguilla lo comparten las televisoras públicas, siempre es una opción escuchar los comentarios y la picardía de la dupla Martinoli-García, teniendo como patiño a Jorge Campos. El partido de ida jugado en la cancha del León fue estratégico y aguerrido, donde al final el equipo de los leones verdes se impuso con un marcador de 3 a 2. El partido de vuelta, celebrado en la casa del Atlas, el empate global llegaría hasta el segundo tiempo. El final del tiempo reglamentario fue de mucho contragolpe, donde los porteros se convirtieron en los héroes, misma heroicidad que demostrarían en los dos tiempos extras. Y fue entonces que el partido se definió de nueva cuenta en penales.

El equipo del León inició con golazo de Elías Hernández. Jesús Angulo igualó para el local. Fernando Navarro falló el segundo disparo de La Fiera. También el capitán Aldo Rocha erró por el Atlas. El tercer disparo del León fue convertido en gol por Ángel Mena. Edgar Zaldívar anotó para el Atlas. William Tesillo anotó el cuarto del León. Mismo caso de Brayan Trejo, que anotó el cuarto del Atlas. Luis Montes, emblema del León, falló el quinto disparo de La Fiera, dejando el destino de la gloria en los botines de Julio Furch. Y es aquí donde lo curioso, lo llamativo del fútbol se hace evidente y se torna en una pasión que provoca gritos en silencio y un llanto silencio. 


Christian Martinolli dijo al aire: “Señor Medrano, le dejamos este posible momento después de 70 años. Si esto va a pasar lo tiene que decir un atlista de toda cepa. Así que, señor Medrano, el disparo de Julio Furch contra Cota, posible campeonato después de 70 años y medio para el Atlas es para el señor David Medrano Félix”.

Entonces el reportero al ras de cancha comenzó a describir el histórico momento. “Julio Furch se perfila de derecha. Sobre sus espaldas la gran responsabilidad de acabar con la maldición. El delantero argentino apareció en momentos importantes. Furch ¡Gol! ¡Gol de Furch! ¡Gol de Atlas!” David Medrano Félix no cabía de la emoción. Su grito fue también el grito de gente mayor a los ochenta años que nunca imaginó ver a su equipo una vez campeón. El grito fue una fiesta para esa nueva camada de fanáticos, porque contemplaron un momento histórico, donde la pasión se relaciona con la esperanza, con la fe y con el amor hacia los colores de una institución, que es histórica.

Curiosamente, ahora el equipo sin obtener un campeonato es el Puebla de la Franja. Ojalá los años y torneos venideros, el equipo camotero venza esa maldición.  


 

 

 

 

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