La pandemia y la Temporada de zopilotes
El día dos de
abril del año en curso el Presidente de la República dijo que “la prensa amarillista, nuestros adversarios los
domina el odio, quieren que digamos cuántos muertos van a haber, esto me hace
pensar y es posible decir que estamos
viviendo en una Temporada de Zopilotes”. Varios youtubers, así como gente
conocedora de noticias, dijeron que esas palabras iban directamente hacia la
profesora y periodista, Denisse Dresser (a la que empezaron a llamarla como la
Zopilota, incluso hasta le hicieron memes bastante ingeniosos), sin escudriñar siquiera
a qué se estaba refiriendo el mandatario. Lo peor es que haya gente bien
informada, diciendo que el mandatario está dividiendo a la población con semejantes
palabras.
No necesito recordar ese apotegma expresado por el
filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, pero esta vez se hace
necesario citar: “El pueblo que no
conoce su historia, está condenado a repetirla”. Al analizar esta frase tan
celebre, podemos concluir que aquellos países que no conocen su historia, están
destinados a vivir día a día como lo han venido haciendo desde antes y la única
solución para alejarse de esta realidad es tener ciudadanos informados,
críticos, pensantes, que reflexionen sobre la situación actual que los ha
llevado a estar en ese punto, para poder conjuntamente cambiar el país y no
cometer los mismos errores, sobre todo en una era que se supone globalizada. Dicho
de otra manera, el presidente no señaló con el dedo de Zopilota a la antes
mencionada catedrática y periodista, tampoco a esa prensa derechaira, sino que
hizo una referencia histórica a ciertas actitudes que derivaron en una tragedia
nacional, teniendo como coste el fin de la democracia.
Para principios del siglo XX (1901 en adelante, para
que se me entienda), México presentaba una desigualdad social extrema. La
mayoría de la población sobrevivía en la miseria, una buena parte de ésta eran
asalariados agrícolas y en menor medida obreros de las pequeñas ciudades. Como
contraparte se beneficiaban del Estado y sus finanzas públicas una minoría de
privilegiados hacendados, capitalistas extranjeros y nacionales, altos mandos
del ejército; quienes exhibían el poder económico. Sin embargo, el poder
político estuvo concentrado en una élite burocrática, con Porfirio Díaz a la
cabeza. Con el estallido de la revolución, proliferaron oportunistas, demagogos
y populistas –es decir "zopilotes"–, que haciéndose pasar por amigos
de los pobres en rebelión, prometían vida digna para ellos. ¿Cuál fue el
resultado? Poco a poco el presidente Madero se fue quedado solo, en tanto los
enemigos se unieron para darle un golpe de estado, que lejos de ser la solución
derivaría en la puesta de una dictadura (protagonizada por Victoriano Huerta),
así como en el surgimiento de los movimientos agraristas de Francisco Villa y
de Emiliano Zapata.
¿A quiénes podríamos señalar como zopilotes? Yo me
detendría en desentrañar la frase señalada por el presidente: “quieren que digamos
cuántos muertos van a haber”. Lo cual me parece terriblemente injusto. Porque
eso indica que hay una prensa, así como también personas y grupos
catastrofistas que quieren ver desastres, lo peor es que ni siquiera les
interesa el presente (el cual se podría expresar de la siguiente forma:
“cuántos muertos hay este día”). Y es entonces cuando podemos meter acá, ahora
sí,
- a esa prensa tachada de chayotera (Ciro Gómez Leyva, Loret de Mola, Denisse Dresser, López Dóriga, entre otros tantos que se me escapan como podrían ser los bots);
- a empresarios que no quieren ayudar a su trabajador en estos días de estarnos guardando para evitar contagios, mandándolos a sus casas con las manos semivacías o vacías, sino hasta despedidos (como el presidente de la Coparmex, Gustavo A de Hoyos que insiste en quitar de la planilla de recaudación de impuestos a las medianas y grandes empresas, además de que se les rescate financieramente);
- al presidente nacional del PAN y su bancada (que está chinga y chinga que se ayude a los pobres, pero a la hora de decirle, tu salario será reducido a la mitad, se pone necio, junto con su bancada);
- a Felipe Calderón que insiste que podría hacer mejor las cosas, cuando ya tuvo su tiempo como presidente de la república, y no hizo nada, solo gobernar para el cartel de Sinaloa
- a toda esa gente que tacha de viejo loco y chocho al presidente, porque quisieran que hiciera lo mismo que Bukele, endeudar a lo loco al país;
- al gobernador de Guadalajara que insiste en sus pruebas rápidas contra el covid19, cuando en realidad no sirven para nada (Inglaterra ha hecho una declaratoria reciente al respecto, de que no sirven);
- a toda esa gente que le cree con los ojos cerrados a los catastrofistas, de tal manera que ahora atacan a las enfermeras y personal médico porque los consideran inmundos, y desean quemar hospitales.
A pesar de que el presidente hizo un
llamado para que todos se calmen, busquen el bienestar del país (a través de su
colaboración), los zopilotes seguirán dando vueltas y vueltas con tal de
esperar el momento para desestabilizar y hundir en el desastre al país. Pero
también la naturaleza es sabia: en medio de esas vueltas, los zopilotes caen, y
son comidos por los mismos miembros de su especie.
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